Ese año Gaudio ya había ganado cuatro títulos (Viña del Mar, Buenos Aires, Estoril y Gstaad), todos sobre polvo de ladrillo. Por lo que llegaba a esta final como favorito, siendo el decimotercero del ránking y tercer mejor preclasificado al torneo.
El argentino no empezó de la mejor manera. Se lo notó mucho mejor y más concentrado a Verdasco, quien aprovechó varios errores del Gato y se puso rápidamente arriba en el marcador por 4-1. Luego el de Temperley conseguiría un juego, pero esto no frenó al 68 del mundo y con gran contundencia cerró el primer set por 6 a 2.
En el segundo se revirtió la situación. El que empezó a dominar los puntos y estar adelante en el score fue Gaudio. Haciendo valer su saque y moviendo mucho a su rival por toda la cancha, sobre todo con su exquisito revés angulado, aprovechó tres de las seis oportunidades de quiebre que tuvo y emparejó el partido: 2-6, 6-2 era el resultado parcial.
En el tercero la historia no cambió. Siguió la racha de Gaudio con su saque y quebró dos veces consecutivas el servicio de Verdasco. Cuando estaba por sacar 4-2 parecía que nada lo podía detener. O casi nada. Se largó la lluvia y el partido tuvo que suspenderse. Las casi tres horas de descanso favorecieron al ibérico. El zurdo quebró y ganó su saque, empatando el marcador con cuatro juegos por lado. Pero Gastón retomó la actitud que lo había llevado a conseguir siete títulos durante su carrera y con mucha firmeza pegó de fondo para cerrar la manga por 6-4.

Aquel día fue la útlima vez que se lo vio a Gaudio levantar un trofeo de ATP. Pasaron ya más de cinco años..
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